Para resaltar que una palabra se ha escrito mal, pero ha sido intencionadamente, se usa la cursiva.
- ¡Venga! ¡Una sonrisa para salir bien en la afoto!
- El paciente aseguró que le dolía el nervio asiático.
También usamos la cursiva para escribir términos locales, coloquiales o jergales no reconocidos en el Diccionario de la lengua española.
- Cuando éramos pequeños teníamos rinches donde escondíamos nuestras cosas secretas.
- Ya está bien de trabajar por hoy. Me voy a mi keli.